Presentación…………………………………………………………………………………….………..1
Introducción…………………………………………………………………………………….………..3
Tratado del materialismo dialéctico…………………………………………..…….……….4
Lógica y superestructura………………………………………………………………….……….6
El cero y la negación……………………………………………………………………….………..7
La dialéctica como método………………………………………………………………………8
Doble determinación……………………………………………………………………………….9
Lógica e ideología…………………………………………………………………………………..10
Lógica de clases………………………………………………………………………………………11
Lógica y lenguaje……………………………………………………………………………………16
El árbol y la cuadricula…………………………………………………………………………..17
Conclusión……………………………………………………………………………………………..19
Bibliografía……………………………………………………………………………………………20
Introducción
Se utiliza este preámbulo para dar a conocer el contenido de este
material el cual requiere de unos métodos de trabajo que permite la fácil
comprensión de los temas desarrollados.
Se ha utilizado un lenguaje sencillo con el objetivo de un mejor
entendimiento y que los datos proporcionados puedan ser de interés.
En lo adelante se habla sobre el Tratado del materialismo
dialéctico, Lógica y superestructura, Cero y la negación, Dialéctica como
método. Además, se desarrollan los temas relacionados con la Doble
determinación, Lógica e ideología, Lógica de clases, Lógica y lenguaje. Finalmente,
se habla sobre el árbol y la cuadricula.
Es importante resaltar el concepto de lógica que es una ciencia
formal que estudia los principios de la demostración e inferencia válida.
Otro punto importante es conocer el significado de la palabra
dialéctica que se define como un arte aplicado al discurso, que se basa en la
argumentación y en la contra argumentación para hallar una síntesis confiable.
De dos razones, contrapuestas, surgiría una nueva, como síntesis de ambas. Fue
Platón el primero en usar la dialéctica en sus “Diálogos” como método en su
búsqueda de lo verdadero.
Tratado del
materialismo dialéctico
El
materialismo dialéctico es la ciencia que estudia las relaciones entre la
conciencia y el mundo material objetivo, las leyes más generales del movimiento
y desarrollo de la naturaleza, de la sociedad y del conocimiento. La filosofía
del marxismo se llama materialismo dialéctico porque constituye la unidad
orgánica del materialismo y la dialéctica.
Es
materialista porque parte del reconocimiento de la materia como base única del
mundo, considerando la conciencia como una propiedad de la material altamente
organizada, como una función del cerebro, como un reflejo del mundo objetivo;
es dialéctico porque reconoce la concatenación universal de los objetos y
fenómenos del mundo, el movimiento y desarrollo de éste como resultado de
contradicciones internas que actúan dentro de él.
El tratado
quería exponer el materialismo dialéctico, pero no como un sistema filosófico,
sino como un movimiento, como un proceso de conocimiento que iba:
Lenin
profundizó la concepción de las categorías fundamentales de la dialéctica
materialista: materia y formas de su movimiento, espacio y tiempo, causalidad,
libertad y necesidad, posibilidad y realidad, forma y contenido, etc.
Lenin impulsó
la concepción de la ley de la unidad y lucha de los contrarios como ley
fundamental el mundo objetivo y del conocimiento, como esencia y núcleo de la
dialéctica, formulando proposiciones esenciales sobre las dos concepciones del
desarrollo: desarrollo como disminución y aumento, como repetición y desarrollo
como unidad de contrarios, de desdoblamiento de lo único en contrarios que se
excluyen recíprocamente y se hallan en interacción.
Señaló que el
conocimiento va del contenido vivo al pensamiento abstracto y de éste a la
práctica; que la conciencia del hombre es activa, pues no se limita a reflejar
el mundo, sino dentro de la práctica humana participa en su transformación
revolucionaria.
Formuló la
teoría de la verdad objetiva, relativa y absoluta, y señaló su intervinculación
dialéctica. El punto central en la doctrina de Lenin sobre la verdad lo ocupa
el problema del carácter concreto de la misma. Indicó que “la esencia misma, el
alma viva del marxismo es el análisis concreto de la situación concreta”.
El enfoque
dialéctico del conocimiento es, ante todo, un enfoque histórico. En su elaboración
de la teoría del conocimiento Lenin concedía la atención particular a la
necesidad del enfoque histórico, al examen de las formas de pensar en unidad
con su contenido, y en relación con ello formuló las proposiciones
fundamentales de la unidad de la dialéctica, la lógica y la teoría del
conocimiento, determinó los principios fundamentales de la lógica dialéctica y
señaló las vías de investigación del problema de la sucesión histórica en la
formación de las categorías del pensamiento. Lenin determinó la vía que debía
seguirse: la historia de la filosofía, la historia de las distintas ciencias,
la historia del desarrollo mental del niño, la historia del desarrollo mental
de los animales, la historia del idioma, más la psicología y la fisiología de
los órganos de los sentidos: tales son las regiones del saber de las que debe
formarse la teoría del conocimiento y la dialéctica.
En términos
generales, el contenido del materialismo dialéctico, toca en primer lugar las
cuestiones generales acerca de la materia y sus formas de existencia; las
relaciones de ésta vistas a través de las categorías de la dialéctica; el
desarrollo de la materia y sus leyes, y la percepción de la realidad material
en la mente de los hombres, es decir, la teoría del conocimiento.
El materialismo
dialéctico parte del reconocimiento de la prioridad de la materia y del
carácter secundario de la conciencia y considera que el mundo es la materia en
movimiento. La materia no puede ser creada ni destruida; es eterna e infinita.
El mundo es la diversidad de formas de movimiento de la materia, infinitas en
el espacio y en el tiempo.
El
materialismo dialéctico parte del hecho de que el conocimiento es un reflejo
del mundo en la conciencia del hombre, inseparable del cambio del objeto de
conocimiento en el curso de la práctica social. La práctica es base de la
formación y desarrollo del conocimiento en todos sus grados, fuente del saber,
estímulo fundamental y meta del conocimiento, esfera de aplicación del
conocimiento, criterio de la verdad de los resultados del proceso de
conocimiento y “determinante de los vínculos del objeto con aquello que el
hombre necesita” (Lenin). La actividad práctica del hombre se halla unida
obligatoriamente a la actividad cognoscitiva.
Según la
interpretación corriente, el materialismo dialéctico considera las ideas, las
instituciones, las culturas la conciencia como una construcción superficial y
sin relieve sobre una substancia económica, la única sólida. El verdadero
materialismo es completamente diferente. Determina las relaciones prácticas
inherentes a toda existencia humana organizada y las estudia en tanto que
condiciones concretas de existencia de estilos de vida, de culturas. Las
relaciones, momentos y categorías simples están implicadas histórica y
metodológicamente en las determinaciones más ricas y complejas, pero no las
agotan.
El contenido
dado es siempre una totalidad concreta. Este contenido complejo de la vida y de
la conciencia es la verdadera realidad que se trata de lograr y de elucidar. El
materialismo dialéctico no es un economismo. Analiza las relaciones y luego las
integra en el movimiento total. "El sólo hecho de que sean relaciones
implica la existencia de dos elementos presentes.
Cada uno de
estos elementos es considerado en sí mismo. De este examen surge el carácter de
su relación mutua, de su acción y reacción recíprocas. Se producirán
antagonismos que exigen una solución... Examinaremos el carácter de ésta y
veremos que ha sido obtenida por medio de la creación de una nueva relación, de
la cual desarrollaremos los dos términos opuestos" (Engels, art. cit.).
Lógica y superestructura
Una teoría,
más difundida que formulada, hacía de la lógica una superestructura (primero de
la sociedad griega, luego de la sociedad medieval, después de la sociedad
capitalista) ligada a la filosofía, es decir a una ideología (idealismo de la
clase de los poseedores de esclavos, etc.).
Esta teoría
es incompatible con varios textos de Marx y de Engels, según los cuales la
lógica y el derecho (nacida la primera en Atenas y el segundo en Roma) han
atravesado las épocas, los modos de producción, las transformaciones de las
relaciones de producción.
Ahora bien,
las superestructuras se derrumban junto con las estructuras sobre las que se
han edificado, con las relaciones de producción constitutivas de su base. Así,
pues, la lógica y el derecho no son superestructuras al mismo título que los
elementos caducos de la cultura.
La teoría de
las superestructuras y de las ideologías ha sido recogida, a menudo, de forma
grosera y pueril.
El hecho de
que la lógica no pueda definirse como una superestructura, solidaria de las
ideologías que sobreviva a las transformaciones de los modos de producción (como
la lengua) no quiere decir que sea inmutable. El hecho de que la forma pueda
abstraerse del contenido, y el contenido de su forma, no quiere decir que sean
indiferentes.
El cero y la negación
Para el desarrollo intelectual del hombre el descubrimiento del cero, su
utilización y manipulación quizá́ sea un descubrimiento tan importante como la
rueda para el desarrollo de la humanidad.
La negación, es la llamada
complemento lógico, es una operación sobre proposiciones, valores de verdad, o
en general, valores semánticos. Intuitivamente, la negación de una proposición
es verdadera cuando dicha proposición es falsa, y viceversa.
Hacia el 2500 a. C. en la civilización Maya, aparece el cero y se
utiliza para desarrollar sus estudios astronómicos y las aplicaciones
arquitectónicas, así como la gran obsesión de este pueblo, la medición del
tiempo.
Muy lejos de allí, los sumerios, para la mayoría de los autores (solo
Spengler piensa que fueron los puebles semitas) descubrieron o inventaron el
cero para resolver los problemas aritméticos que el comercio originaba.
Alejandro llevó el cero a Babilonia y, de allí, pasó a la India. Las
relaciones comerciales de italianos y árabes, lo expandieron por Europa.
Los mayas destacan la vertiente técnica del cero mientras que en oriente
se destaca el aspecto contable y posicional.
El mundo clásico no dejó pasar la oportunidad de considerar los matices
filosóficos e intelectuales. En efecto, retoman la sensibilidad india, que
consideraba el cero como el símbolo de sunya, esto es la nada, y daba la clave
de la existencia.
Aunque los griegos, interesados en contar y medir, en el sentido
geométrico, destacaron el carácter utilitarista de los números, pasaron a
considerar la matemática como el estudio de los números y las imágenes, las
áreas y las figuras.
Si entendemos que los números indican o simbolizan cantidades, es la expresión
de una cantidad con relación a una unidad el cero podría tener la
interpretación de una medida. Entonces, tendremos solo símbolos, destacando el
carácter posicional y practico sobre el aspecto filosófico. Esta vertiente
intelectual del cero traerá́ consigo la aparición de la contradicción de tener
algo de nada.
En este sentido simbólico, una cosa es que exista el símbolo, desde la perspectiva semiótica, sin entrar en su correlato semántico
y otra que exista lo que representa.
El «cero» no puede concebirse, lógicamente, más que como neutro: punto
inicial o final, comienzo de un orden (o de un desorden) o fin de el, parte vacía
de un conjunto o conjunto de medición nula.
Y aunque nulo y neutro tengan una relación, no coinciden, sin embargo.
Ejemplos: en un espacio vectorial, de n dimensiones, en el que se considera el
conjunto de las series ordenadas de números, la suma de dos vectores se define
según una ley de composición interna.
De igual manera, en una suma de matrices se verifica la existencia de un
elemento neutro, la matriz nula. Por el contrario, en el caso de los grupos
multiplicativos, es el número 1 (no nulo) el que proporciona el elemento
neutro, puesto que 1 X1 = l. Pero si se coge el grupo simétrico de un real
módulo 1, tiene como elemento neutro, 9999... Neutro y nulo, en estrecha
relación, no coinciden, es decir, que ya aquí́ aparece lo dual.
La dialéctica como método
La dialéctica como método ha tenido distintos significados a lo largo de
la historia: se ha entendí como el arte del diálogo y la discusión; también
como la lucha de los contrarios por la cual surge el progreso de la
historia; otras es, como una técnica de
razonamiento que procede a través del despliegue de una tesis y su antítesis,
resolviendo la contradicción a través de la formulación de una síntesis final;
como el arte de ordenar los conceptos en géneros y especies.
También como un modo de elevarse desde lo sensible hacia lo inteligible,
es decir partiendo de la certeza de los sentidos hacia el desarrollo de
conceptos de un mayor grado de universalidad y racionalidad.
Y por último, teoría y método de conocimiento de los fenómenos de la
realidad en su desarrollo y auto movimiento, ciencia que trata de las leyes más
generales del desarrollo de la naturaleza, de la sociedad y del pensamiento
humano que surge en oposición a la metafísica.
Tiene su origen en la antigüedad griega. Se retomó hasta la modernidad
con Hegel y Marx. Era la manera de
llegar a la verdad mediante la discusión y la lucha de opiniones, tratando Su
esencia está determinada por las fuentes teóricas y científicas y por las
categorías fundamentales del movimiento, del espacio y del tiempo.
El método dialéctico es muy importante porque nos permite comprender de
mejor manera los problemas de la realidad para poder analizar los fenómenos del
mundo la naturaleza, sociedad y del pensamiento. Es el método por el cual se
llega a conocer el mundo, a entender las contradicciones internas y externas, a
conocer las causas y cada unas de las cosas como son a partir de las ciencias.
El método dialéctico constituye el método científico de conocimiento del
mundo. Proporciona al hombre la posibilidad de comprender los más diversos
fenómenos de la realidad. El método dialéctico al analizar los fenómenos de la
naturaleza, de la sociedad y del pensamiento permite descubrir sus verdaderas
leyes y las fuerzas motrices del desarrollo de la realidad.
La dialéctica tiene las siguientes
características:
Doble
determinación
Este
principio, pieza importante de la dialectización de la lógica y de la
«logicización de la dialéctica, va más lejos de lo que parece a primera vista.
No se trata solamente de las parejas «disyunción-conjunción o
«pertenencia-exclusión», ni de las propiedades duales.
En este
sentido, la conciencia es el inconsciente. Dicho de otro modo, la conciencia y
el inconsciente «son la doble determinación, la doble denominación, de lo mismo
(acto), de la misma (identidad). Lo mismo (acto) podrá decirse, pues, en
términos de conciencia, de <<mí, de sujeto-y de inconsciente, de deseo.
Pero no son solamente dos lenguajes para decir la misma cosa (lo cual sería
redundante, pleonástico, y disimularía la identidad vacía, la tautología).
La doble
determinación revela la diferencia que ella encierra, en una identidad
concreta. Siempre surge la tentación de sustancializar una determinación, ya
sea lo finito, ya sea lo infinito, ya sea la conciencia. (El «yo, el «mí», el
«sujetan), ya sea lo inconsciente; y de construir, así, un modelo filosófico.
Pero la operación fracasa siempre porque, al forzar una determinación, se
pierde, se deja abolida la otra.
Doble
determinación y lógica dialéctica
A)
Lógica formal, profundizada, no prohíbe el pensamiento dialectico.
Al contrario: muestra su posibilidad, deja abierta su exigencia, y su espera, y
su trayecto; <<fundan su necesidad. La lógica formal remite a la
dialéctica, por la mediación de la lógica dialéctica. Después de lo cual, ese
movimiento se invierte, y la lógica formal no aparece ya más que como reducción
del contenido, abstracción elaborada, elemento neutro (vacío, transparente) de
todo paso. . a) Podrían deducirse argumentos de mucho peso del análisis,
inaugurado por los lógicos, los filósofos, los lingüistas de proposiciones
singulares, tales como: «Ella no llora porque esté enferma... » Enunciado
afirmativo si el «locutor>> se queda ahí. Enunciado interrogativo e
hipotético si se indica: ¿por qué llora, pues? Enunciado disyuntivo si el
locutor, precisa: «Ella no llora porque esté enferma, sino porque tiene que
irse».
El análisis
lógico o semántico corta y desmembrar la frase en proposiciones; este análisis
es falso. «Ella no llora»; ahora bien, sí que llora, ¡y la frase significa que
ella llora! Así, la afirmación tiene «valor de verdad». Lo cual no basta,
quizá, para reconciliar la verdad con el valor, pero atestigua una búsqueda
para reunir las dos determinaciones (para ampliar las nociones referentes a la
relación del significado con el significante).
B)
La noción de lógica concreta y la de lógica dialéctica convergen.
Por lógica concreta puede entenderse la búsqueda de relaciones entre el orden
próximo y el orden lejano, en el espacio, en el tiempo, en el discurso
, etc.
Lógica e ideología
El análisis dialéctico presupone la forma lógica, que permite poner en
evidencia las contradicciones y su «jerarquía» (contradicciones esenciales o.
subordinadas, aspecto principal de la contradicción; el conocido texto de Mao-Tse-Tung.
Se puede concebir una polarización del conocimiento y de la práctica,
que vaya del polo lógico (tautología vacía y transparente) hasta el polo del
contenido (práctica social, relación con «objetos reales», resistentes,
opacos). Cuanto más se aproxime una proposición o una serie de afirmaciones al
polo lógico, su contenido es menos conflictual, móvil, dramático e histórico,
está menos ligado a las relaciones de clase, a las estructuras sociales, a los
objetos de la percepción sensible y de la «naturaleza».
Sin embargo, esta implicación puede velarse con ideología, servir de
pretexto o de soporte a una ideología. (Por ejemplo, determinada representación
del espacio, aparentemente formal, puede encubrir una ideología; el espacio
mental, homogéneo, isótopo, desde el momento en que es presentado o
representado como social, es ideológico).
Lo que define a una ideología, a la filosofía, es plantear un saber
absoluto o bien una sustancia inicial (el sujeto y el objeto erigidos en
verdades metafísicas), proyectarlos en una transparencia. ¿Acaso la lógica no
es lo que parece transcendente o inconsciente, porque es inherente a toda
actividad consciente, a toda operación mental? Da la impresión de lo
trascendente o de lo «inconsciente» por su presencia-ausencia. Y, sin embargo,
es lo inverso del absoluto metafísico: lo relativo integral (integrado en toda
relación -integrando las relaciones, especificidades y diferencias). Es
necesario, pues, a este propósito, denunciar la ilusión filosófica que
objetiva, sustantivita.
El pensamiento metafísico puede, entonces, representarse polarmente. Habría:
a) La metafísica de la sustancia, del «ser» (según la identidad: «el ser es»,
«el ser es lo que es) b) La metafísica del sujeto (según la identidad: «yo soy
lo que soy, el «YO» absoluto; cf. Fichte).
En los dos casos, la identidad lógica es identificada con el contenido
absoluto (hipóstasis). El pensamiento metafísico extrapola al introducir un
contenido ficticio (ideológico) en la forma, y al identificarlo con la forma.
Siendo así que la identidad lógica es el elemento neutro, vacío, transparente,
de todo pensamiento. Incluido el pensamiento llamado filosófico. Sería fácil,
además, mostrar cómo muchos «pensadores» modernos oscilan entre dos postulados:
a) Las implicaciones del funcionamiento del «espíritu».
Lógica de clases
La lógica de clases analiza la proposición lógica considerando la
pertenencia o no pertenencia de un elemento o individuo a una determinada
clase. Es la interpretación de una proposición o enunciado lingüístico bajo la
formalización de la teoría de conjuntos, representada por Diagramas de Ven y
símbolos del álgebra de conjuntos.
Por clase se entiende un conjunto de individuos que tienen una propiedad
común. Nótese que la propiedad define a la clase, no al individuo, lo que lo
diferencia esencialmente de la lógica de predicados. En este caso, por tanto,
el valor de verdad viene dado por la relación binaria o dicotomía: pertenencia
o no pertenencia a una clase. Por ello, la tabla de valores de verdad se
explicita como tablas de pertenencia. Todos los conjuntos son clases, pero no todas
las clases son conjuntos. Un conjunto es una clase que al menos contiene una
clase, pero no a sí mismo.
La clase tiene sentido aun cuando no existan individuos. Así, la clase
hombre, como concepto de hombre, existe como propiedad o concepto aunque no existan
los hombres. De la misma forma que existe el concepto de "caballos con
alas", aun cuando no existan pegasos. Pero ni el concepto pegaso es un
"pegaso" ni el concepto hombre es un "individuo humano" que
pertenezca al conjunto.
Así, no es lo mismo decir: "Hs = Sócrates es un hombre" (donde
atribuimos una cualidad que atañe al ser mismo de Sócrates), que decir: "S
\in H = Sócrates pertenece a la clase de los hombres."
Actualmente la lógica llamada tradicional, silogística, se interpreta
como lógica de clases.
Una clase es un conjunto de individuos que tienen, al menos, una
propiedad común, que es la de pertenecer a una determinada Clase. En
definitiva, dada una propiedad cualquiera, por ejemplo, la propiedad de ser
marxista-leninista o río de Siberia o dios etrusco, es evidente que
pertenecerían a cada una de estas clases [conjuntos o colecciones] todas
aquellas entidades que reúnan tales propiedades. De este modo, surgiría el
conjunto o clase de los marxistas leninistas, de los ríos de Siberia o de los dioses
etruscos.
El símbolo de pertenencia a una clase es: e
En este sentido [x e A] lo
deberíamos leer como:
"x pertenece a la clase A"
En la Lógica de clases los predicados se emplean de modo extensional. Es
decir, no interesa la comprensión de un predicado (lo que connota) sino
únicamente su extensión (lo que denota). Así, en Lógica de clases no interesa
saber, por ejemplo, en qué consiste ser filósofo (comprensión o connotación del
término) sino únicamente que hay un conjunto de individuos (extensión o
denotación del término) que forman la clase de los filósofos y que están en
relación con otras clases, por ejemplo, la de los mortales o la de los hombres.
Las clases son los elementos más simples de la lógica. Ahora bien, las
clases no son proposiciones, y, por tanto, no pueden ser verdaderas o falsas.
Por ejemplo, la clase de las sirenas, es simplemente vacía, no falsa. Falsa
sería si afirmáramos que: "algunas sirenas leen a Platón".
Es posible hacer conexiones entre clases (por ejemplo se podrían unir la
clase de los filósofos y la clase de los españoles) Ahora bien, con tal unión
solo obtenemos una nueva clase (los filósofos españoles), no una proposición.
Lo mismo sucede con el Complemento o negación de pertenencia de una clase a
otra. Solamente cuando se establecen relaciones entre clases se obtienen
verdaderas proposiciones (por ejemplo, la clase de los filósofos se incluye en
la clase de los mortales, que es lo mismo que decir que los filósofos son
mortales) en una relación de inclusión de una clase en otra.
Elementos y su simbolización
Universo: es la clase de todas las clases, de todos los elementos del universo
que estemos considerando. Se la llama clase universal “U”.
Clase
vacía: clase que no tiene ningún elemento: Ø
Individuos:
Clase: conjunto
de individuos que tienen una propiedad en común. Puede significarse de varias
maneras:
A = () - Por
enumeración
A = (Todos los nacidos en Asturias) - Por definición
de una propiedad
A = ( x/
nacido en Asturias) - Por un función proposicional cuantificada
Pertenencia: No
pertenencia:
Generalizador: Todo x.
Particularizador: Algún x
Conectivas: Definidas de igual forma que en la lógica de enunciados relativas a la
pertenencia o no pertenencia de un individuo a una clase.
La negación se define
como una operación entre las clases, la clase complementaria.
Operaciones
entre las clases y su simbolización
a) Clase complementaria: clase
complementaria de una clase A es la clase formada por todos los elementos que
no pertenecen a esa clase A.
Observemos que equivale a la negación.
b) Clase unión o unión de clases:
la clase unión de dos clases A y B es la clase formada por los elementos que
pertenecen a una o a otra clase.
A =
B =
=
Observamos que equivale a la disyunción.
b) Intersección de clases o clase
intersección: clase intersección de dos clases A y B es la clase formada
por los elementos que pertenecen a una y a otra clase.
A =
B =
=
Observamos que equivale a la conjunción.
c) Diferencia: clase diferencia es la
clase formada por los elementos de A que no pertenecen a B.
A =
B =
=
Relaciones entre las clases
a) Identidad o
equivalencia: puede suceder que todos los miembros de una clase lo sean
también de otra, y viceversa. Por ejemplo:
;
;
A = Todos los niños que tienen un año de edad. B = Todos los niños
nacidos hace un año.
Pongamos atención en que la equivalencia se refiere a la extensión de
los individuos que pertenecen a la clase, pero formalmente la propiedad que la
define puede ser diversa. Por ello tiene sentido decir A = B como clases
diferentes, pero equivalentes.
b) Inclusión:
cuando todos los miembros de una clase pertenecen a otra
;
;
c) Disyunción:
cuando ningún elemento de B pertenece a A, ni ningún elemento de A pertenece a
B.
;
; ;
Proposiciones tipo
La clásica clasificación aristotélica:
Tipo E: ningún S es P. "Ningún hombre es
mortal", se interpreta como:
Tipo I: algún S es P. "Algún hombre es mortal",
se interpreta como
Tipo O: algún S es No-P. ´"Algún hombre no
es mortal", se interpreta como
Lógica y lenguaje
El lenguaje es algo que ha preocupado a millares de personas desde el comienzo
de la humanidad. Entre ellos los filósofos, ya que "La filosofía es una actividad
mucho más puramente verbal... La discusión verbal es el laboratorio del
filósofo, en donde pone a prueba sus ideas"
Es por ello que se ha creado discusión respecto al lenguaje que debe
utilizarse. Unos dicen que debe usarse un lenguaje ordinario, cotidiano, que es
adecuado para la filosofía, entre ellos Wittgestein y Locke entre otros.
Otros dicen que no debe usarse un lenguaje ordinario, y proponen el uso
de un lenguaje lógicamente perfecto, ya que un lenguaje ordinario es ambiguo,
vago, inexacto y necesita siempre de contexto, tal como lo afirman Russell,
Lebinz y Carnap. Norman Malcom, nos habla del modo en que Moore ataca el
lenguaje lógicamente perfecto y refuta proposiciones filosóficas demostrando
que si lo vemos desde el punto de vista del sentido común es absurdo lanzar
tales proposiciones. Moore ataca las proposiciones dando razones o pruebas que como
dice Malcom "sería sorprendentemente parecida en cada una de las proposiciones".
Lo que hace Moore es refutar al filósofo, no en su teoría o enunciado
filosófico, sino en la manera de lanzarlo, es decir en el lenguaje que usa para
ello. Es por eso que más adelante, Malcom nos dice "...hay dos modos en
que una persona puede equivocarse cuando formula una proposición empírica.
En primer lugar, puede equivocarse acerca de los hechos empíricos; en
segundo lugar, puede saber perfectamente cómo son los hechos empíricos, pero
emplear mal el lenguaje para describirlos "Russell dice que "Todo lo
que uno puede ver cuando mira un objeto es parte de su propio cerebro".
Moore dice "Este escritorio que estamos viendo ahora ciertamente no forma
parte de mi cerebro y, en realidad, yo nunca he visto una parte de mi propio
cerebro".
Si lo leemos a simple vista, estamos de acuerdo con Moore ya que cuando
vemos un objeto, decimos que vemos el objeto en cuestión, no nuestro cerebro.
Pero si miramos la filosofía de Russell, quien era uno de los que propusieron y
defendió el uso del lenguaje lógicamente perfecto, vemos que lo que él afirma
no es tan literal como lo podemos tomar.
Malcom nos dice "Russell estaba diciendo que en realidad, decir que
uno ve parte del propio cerebro, es un modo de hablar más correcto..." y
más adelante continua "La proposición filosófica 'Todo lo que uno puede
ver cuando mira un objeto es parte de su propio cerebro' puede ser interpretada
como significativa de 'Cuando alguien mira un objeto, es emplear un lenguaje
más correcto que decir que uno ve parte del propio cerebro que decir que se ve
el objeto en cuestión”.
El árbol y la cuadricula
La imagen o
representación global del conocimiento ha sido tomada prestada al árbol: el
árbol de la ciencia y el árbol de las ciencias. En una serie de trabajos
científicos, incluidos los de matemáticas y los de lingüística, esta imagen (o
si se quiere este símbolo) ha sido formulada y esquematizada. El árbol es una
grafía; y se encuentra en la teoría de los conjuntos y de las estructuras.
Ahora bien,
una serie de investigaciones, desde la lógica algebraica y el álgebra de Bole
hasta el análisis de espacio social (urbano),
permiten introducir la cuadrícula y afirmar la “superioridad” científica
de la cuadrícula sobre el árbol, su validez y su valor de verdad más elevados.
En un árbol,
el trayecto de uno a otro punto es obligado (forzoso y único); pasa
inevitablemente por tal o cual cima y por la jerarquía de las cimas. No se define más que por relaciones binarias
(bifurcaciones, dicotomías, etc.). El espacio esta, así, completamente
ordenado. Mientras que las cuadriculas y las semicuadriculas permiten múltiples
recorridos para ir de cada punto a cada punto (e incuso un número ilimitado de
recorridos).
EL árbol es
la figura (grafía) de la organización burocrática; explicita su estructura, a
la vez mental y social, práctica y teórica; rige a proyección del orden
jerárquico burocrático en múltiples terrenos (tanto en a filosofía de sistema
nervioso como en el funcionamiento de las máquinas de informar, y como en el
espacio urbanístico).
Aunque el
árbol y la cuadricula no tengan una diferencia “cualitativa”, llevada hasta tal
punto por los lógicos y matemáticos, puede introducirse un “valor” de esas
formas, pues el criterio y lo referencial son la práctica (social). La
cuadricula implica y permite una racionalidad depurada, más compleja.
La noción de
complejidad va de lo complejo (analizado por reducción) a lo más complejo
(captado por reproducción), al igual que la poca práctica social, estas tesis
descansan sobre bases científicas y no sobre argumentos filosóficos. Se puede
suponer que, hoy, en día, una serie de procedimientos analíticos que se
refieren al espacio y a sus “aplicaciones” prácticas van a desplazarse desde el
árbol hacia la cuadrícula.
Incluidos e
análisis del espacio mental y social, de conocimiento, del lenguaje, de los
procesos sociales, de la realidad urbana. Hay que notar que se trata de
espacios no completamente ordenados, es decir, de estructuras semirigurosas
(lattices) y no de estructuras rigurosas
como creen o parecen creer los estructuralistas.
Imitando
(parodiando) el discurso ideológico de Miche Foucalt, se diría que el árbol (el
esquema, la grafía) pertenece a la arqueología del saber, y la cuadrícula, a su
actualización. De la misma manera que la urbanística suplanta, en “el epítema” a la ergológica.
Conclusión
Al finalizar esta investigación se ha llegado a
comprender la importancia que tiene conocer estos temas de interés que permiten
entender a profundidad aspectos relacionados con la lógica y la dialéctica.
Se espera haber cumplido con los requisitos y haber
llenado las expectativas relacionadas con el desarrollo del tema.
Es importante agregar que la lógica formal profundizada, no prohíbe el
pensamiento dialéctico. Al contrario, muestra su posibilidad, deja abierta su
exigencia, su espera y su trayecto.
La lógica formal remite a la dialéctica por la
mediación de la lógica dialéctica. Después de lo cual, ese movimiento se
invierte y la lógica formal no aparece ya más que como reducción del contenido,
abstracción elaborada, elemento neutro (vacío, transparente) de todo paso.
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jueves, 25 de enero de 2018
El materialismo dialéctico
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